El Clásico del Astillero número 236 por torneos nacionales se jugará este domingo con un peso que va más allá del orgullo: podría definir el rumbo de la etapa para Barcelona SC y encender las alarmas para Emelec. A lo largo de los años, estos partidos han sido verdaderos quiebres de temporada, y esta vez no es la excepción.
Barcelona domina el historial con 75 victorias frente a 72 de Emelec y 88 empates. Apenas tres goles separan la diferencia histórica (256 para BSC, 253 para Emelec), lo que demuestra el equilibrio de una rivalidad que ha marcado generaciones.
Barcelona llega como líder de la etapa con 25 puntos, pero Independiente del Valle le respira en la nuca con 24. Una victoria ante su rival eterno no solo representaría un golpe anímico enorme, sino que también podría encaminar al “Ídolo” hacia la final del campeonato.
Emelec, en cambio, vive un momento crítico: es duodécimo con solo 13 puntos, muy cerca de caer en el grupo de los cuatro últimos que jugarán el cuadrangular por el no descenso. Una derrota podría hundir aún más a los eléctricos en una crisis deportiva que ya empieza a incomodar a su hinchada.
No es una exageración decir que este Clásico puede cambiar el destino de la temporada. Para Barcelona, ganar significa soñar con la final. Para Emelec, perder podría significar coquetear peligrosamente con la Serie B.
