En un giro político que ha captado la atención en el ámbito ecuatoriano, Fausto Jarrín, reconocido por su pasado como abogado del expresidente Rafael Correa, ha asumido un rol de colaboración estratégica en la gestión política del actual mandatario, Daniel Noboa. Aunque no ocupa un cargo oficial dentro del gobierno, Jarrín es considerado una figura clave en la administración.
El historial político de Jarrín incluye haber sido parte de la Asamblea Nacional por el movimiento correísta hasta el año 2022. Su cercanía con el actual gobierno se hizo evidente durante la reciente campaña electoral, donde fue visto acompañando a Noboa. Posteriormente, su influencia se manifestó en la Asamblea, donde se le atribuye un papel en asegurar el control de la bancada oficialista sobre la presidencia del Legislativo y la dirección de comisiones importantes.
Previo a su actual rol, Fausto Jarrín ya había servido en el gobierno de Rafael Correa en 2016 y fue una figura activa en la defensa de varias figuras correístas en diversos procesos judiciales. A pesar de esta trayectoria, Jarrín ha mantenido un perfil público discreto en esta nueva etapa, con una actividad limitada en redes sociales en relación con su trabajo con Noboa.
Curiosamente, mientras que la facción correísta ha sido crítica con otros por su presunta deslealtad, han evitado lanzar ataques directos contra Jarrín, lo que sugiere un reconocimiento tácito de su posición o una estrategia política más amplia. Su presencia en el círculo de Noboa marca un puente inesperado entre dos fuerzas políticas que, hasta hace poco, parecían irreconciliables.