junio 24, 2025 | Actualizado ECT
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La Lucha de los Titanes: Lewis Hamilton y el Ocaso de los Campeones

mayo 30, 2025 | 10:56 ECT

Lewis Hamilton, el heptacampeón de la Fórmula 1, atraviesa una crisis que pocos habrían imaginado hace apenas unos años. Desde su última victoria en 2021 con Mercedes, el británico ha enfrentado dos temporadas de resultados decepcionantes, primero con un equipo Mercedes incapaz de competir al más alto nivel y ahora en Ferrari, donde las expectativas de un resurgimiento no se han cumplido. Este declive plantea una pregunta más amplia: ¿por qué campeones legendarios como Hamilton, Fernando Alonso, Michael Schumacher o Niki Lauda se resistieron a retirarse en la cima de su gloria, exponiéndose a críticas y cuestionamientos en las pistas?

En los últimos dos años, Hamilton ha lidiado con un Mercedes que perdió su dominio técnico tras los cambios reglamentarios de 2022. Los podios fueron escasos, y las victorias, inexistentes. Su paso a Ferrari en 2025 generó ilusión, pero los resultados no han sido los esperados. La Scuderia, aunque competitiva, no ha logrado darle un coche capaz de pelear por el título, y Hamilton, a sus 40 años, parece atrapado en una lucha contra el tiempo y las nuevas generaciones de pilotos, como Max Verstappen o Lando Norris, que dominan las pistas con frescura y hambre.

Este fenómeno no es exclusivo de Hamilton. Fernando Alonso, bicampeón en 2005 y 2006, regresó a la F1 en 2021 con Alpine y sigue compitiendo con Aston Martin en 2025 a los 44 años. Aunque ha logrado podios (como en Qatar 2021 y varios en 2023), no ha ganado carreras, y su rendimiento, aunque sólido, no iguala sus años de gloria en Renault. Michael Schumacher, con siete títulos, regresó con Mercedes en 2010 tras tres años retirado. A los 41 años, solo logró un podio (tercero en el Gran Premio de Europa 2012) en tres temporadas, opacado por su compañero Nico Rosberg, quien lo superó en puntos cada año. Schumacher mostró destellos de su talento, como la pole en Mónaco 2012 (aunque una penalización lo relegó al sexto lugar en la parrilla), pero el coche Mercedes, con problemas de subviraje, no se adaptaba a su estilo de conducción agresivo, limitando su competitividad. Fue reemplazado por Lewis Hamilton en 2013, lo que marcó su retiro definitivo. Niki Lauda, tricampeón, también volvió en 1982 con McLaren tras dos años retirado (1979-1981). Su primera temporada fue modesta (quinto en el campeonato), pero en 1984 ganó su tercer título. Esto demuestra que los retornos exitosos son posibles, aunque raros, y dependen de un coche competitivo y adaptación.

¿Qué impulsa a estos gigantes a seguir adelante, incluso cuando los resultados no reflejan su legado? La respuesta radica en una mezcla de pasión, orgullo y negación. Estos pilotos han dedicado sus vidas a alcanzar la cima, y el retiro representa un vacío difícil de aceptar. La adrenalina de la competencia, el deseo de demostrar que aún pueden competir con los mejores y la incapacidad de imaginar una vida sin el deporte que los definió los empujan a continuar. Sin embargo, esta decisión a menudo los expone a la dura realidad del paso del tiempo: el cuerpo envejece, los reflejos se ralentizan y la nueva generación llega con fuerza.

Hamilton, como Alonso, Schumacher o Lauda, no solo compite contra sus rivales, sino contra su propio legado. Cada carrera sin podio, cada temporada sin título, alimenta la narrativa de que “ya no es el mismo”. Pero culpar únicamente al piloto sería injusto. En la F1, el rendimiento del coche es determinante, y ni Mercedes ni Ferrari han proporcionado a Hamilton las herramientas para brillar. Schumacher enfrentó un Mercedes en desarrollo con limitaciones técnicas, y Alonso ha lidiado con monoplazas de media tabla. Lauda, en su regreso, necesitó tiempo para adaptarse a un McLaren competitivo. Sin embargo, la percepción pública no perdona: los campeones son juzgados por sus resultados, no por las circunstancias.

Retirarse en la gloria es un lujo que pocos eligen. La negativa a aceptar el ocaso es humana, especialmente para quienes han tocado la inmortalidad en sus disciplinas. Hamilton, con siete títulos mundiales, no necesita probar nada más. Sin embargo, su persistencia en las pistas, aun enfrentando “vergüenzas” como clasificaciones mediocres o carreras sin brillo, refleja una verdad universal: los campeones no se rinden, incluso cuando el mundo les pide que lo hagan.

Quizá la lección no está en exigirles que se retiren, sino en aprender a valorar su valentía. Hamilton, Alonso, Schumacher y Lauda no solo han construido legados imborrables; también nos recuerdan que la grandeza no se mide solo por victorias, sino por la voluntad de seguir luchando, incluso cuando la gloria parece lejana.

Editorial deportivo: Ronald Córdova

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